Por Joanna López, Fundadora y Editora Principal
Londres siempre ha poseído cierta cualidad mágica en sus callejuelas empedradas, sus edificios victorianos y sus misteriosas estaciones de tren. Quizás fue esta aura la que inspiró a J.K. Rowling a convertir la ciudad en el punto de conexión entre el mundo muggle y el universo mágico que millones de lectores hemos llegado a amar. Durante mis muchas visitas a la capital británica, he seguido esos hilos invisibles que conectan la Londres real con la Londres de Harry Potter, descubriendo que la frontera entre realidad y fantasía es tan difusa como el andén 9¾.
Esta ruta no es simplemente un recorrido turístico; es una invitación a habitar por unas horas ese espacio intermedio donde la imaginación de una autora ha transformado espacios cotidianos en portales hacia lo extraordinario. A través de mi lente de fotógrafa y narradora, quiero compartir esos momentos en que la magia parece asomarse entre las grietas de nuestra realidad.
"La línea entre lo real y lo imaginario se difumina en ciertos rincones de Londres, donde las historias que nos han formado parecen cobrar vida. Seguir las huellas de Harry Potter no es un acto de evasión, sino una forma de celebrar el poder transformador de la narrativa sobre nuestros espacios cotidianos." — Reflexión personal mientras fotografiaba King's Cross al amanecer
Nuestra peregrinación literaria comienza, como no podría ser de otra manera, en King's Cross Station. Este histórico nudo ferroviario, con su imponente fachada victoriana y su renovado interior contemporáneo, alberga quizás el rincón más emblemático del universo potteriano: el Andén 9¾.
La estación ha abrazado con elegancia su papel en la narrativa mágica. En la zona de conexión entre la estación principal y la vecina St. Pancras, encontrarás un carrito de equipaje incrustado parcialmente en la pared, recreando el portal mágico que transporta a los jóvenes magos hacia el Expreso de Hogwarts. Junto a él, una tienda temática ofrece memorabilia oficial para fans de todas las edades.
Durante mi última visita, llegué al amanecer para capturar este espacio sin las habituales filas de entusiastas esperando su foto. La luz matutina filtrándose por los ventanales creaba un ambiente casi onírico, y por un momento, mientras observaba a un trabajador ferroviario pasar junto al carrito mágico como si fuera un elemento más de su rutina diaria, sentí esa maravillosa colisión entre lo cotidiano y lo fantástico que define la esencia de las novelas.
Consejo viajero: Si quieres evitar largas esperas para fotografiarte en el carrito, llega antes de las 9:00 am o visita después de las 7:00 pm. El personal de la estación suele ser increíblemente amable con los peregrinos potterianos, especialmente si muestras verdadero aprecio por el lugar.
Justo al lado de King's Cross se encuentra la espectacular estación de St. Pancras, cuya fachada gótica victoriana fue la que realmente apareció en las películas para representar a King's Cross (una licencia cinematográfica justificada por su indudable fotogenia). Tómate un momento para admirar este monumento al apogeo ferroviario británico, con su característica torre de reloj y sus arcos rojizos.
Dentro, el St. Pancras Renaissance Hotel alberga la majestuosa escalera que sirvió como localización para varias escenas de Hogwarts. Aunque el acceso está técnicamente restringido a huéspedes, una sonrisa genuina y una explicación respetuosa a menudo abren puertas mágicas.
Bajo las elaboradas arcadas y techos de cristal de Leadenhall Market se esconde la inspiración para el Callejón Diagon. Este mercado cubierto del siglo XIX, con sus fachadas de colores vívidos y su ornamentación victoriana, parece sacado directamente del universo de Rowling.
Durante mi exploración, encontré una tienda de óptica azul en Bull's Head Passage que sirvió como entrada filmada al Caldero Chorreante en "Harry Potter y la Piedra Filosofal". Hoy es una tienda de artículos para el cabello, pero conserva ese aire misterioso de puerta entre mundos.
Lo que hace especial a Leadenhall es cómo cambia con las horas. Al mediodía, el mercado bulle con trabajadores de la City londinense buscando su almuerzo, pero a primera hora o al atardecer, cuando las tiendas están cerradas y los pasillos vacíos, realmente puedes sentir ese ambiente de secreto mágico oculto a plena vista que permea las novelas.
Momento mágico: Visita justo después del cierre de las tiendas, cuando la luz dorada del atardecer se filtra por los cristales superiores, iluminando las arcadas vacías y creando ese ambiente intemporal donde casi esperas ver a un mago ajustando discretamente su capa antes de desaparecer por un pasaje lateral.
En el Zoológico de Londres, ubicado en el hermoso Regent's Park, se encuentra la Casa de Reptiles donde Harry descubrió por primera vez su habilidad para hablar pársel en "La Piedra Filosofal". La sala sigue prácticamente idéntica a como aparece en la película, con su colección de serpientes tras gruesos cristales.
Durante mi visita, coincidí con una familia cuya hija pequeña presionaba insistentemente su nariz contra el cristal de la boa constrictora, susurrando palabras inventadas en un intento de comunicarse con ella. "Está hablando pársel", me explicó su madre con una sonrisa cómplice. Es precisamente este tipo de magia cotidiana, esta disposición a jugar en los límites entre realidad y fantasía, lo que hace que el universo Potter siga tan vivo.
Pocos momentos visuales de la saga son tan impactantes como la destrucción del Millennium Bridge por los mortífagos en "El Misterio del Príncipe". Este elegante puente peatonal, que conecta la Tate Modern con St. Paul's Cathedral, sigue intacto en la realidad, afortunadamente.
Caminar por él ofrece una doble experiencia: las espectaculares vistas del Támesis y la catedral por un lado, y esa sensación de vulnerabilidad al recordar su violenta destrucción ficticia por otro. Es fascinante observar cómo muchos visitantes ralentizan inconscientemente su paso al cruzarlo, mirando nerviosamente hacia los cables de suspensión, mientras otros ríen y fingen tambalearse recordando la escena.
Experiencia fotográfica: Visita al atardecer cuando el sol desciende tras St. Paul's y el puente se ilumina gradualmente. La transición entre luz natural y artificial crea un momento mágico que captura perfectamente esa dualidad entre la Londres muggle y la Londres mágica.
El majestuoso interior de Australia House en Strand sirvió como escenario para el Banco Gringotts, y es fácil entender por qué. Este edificio, sede de la Alta Comisión Australiana, posee uno de los interiores más impresionantes de Londres, con su magnífico suelo de mármol y sus elaboradas columnas.
El acceso al interior es restringido, pero si coincides con horario de oficina entre semana, a veces puedes echar un vistazo desde la entrada. En mi experiencia, explicar educadamente tu interés en la arquitectura (no sólo en Harry Potter) puede abrirte puertas, literalmente.
Lo que me cautiva de este lugar es cómo la fantasía de Rowling simplemente amplificó elementos ya presentes: la solemnidad, el esplendor y cierto aire intimidante de las instituciones financieras clásicas solo necesitaba añadir goblins para transformarse en el banco mágico.
Goodwin's Court, un estrecho pasaje peatonal cerca de Covent Garden, encarna perfectamente el espíritu del siniestro Callejón Knockturn. Con sus ventanas abombadas, farolas de gas y aire dickensiano, este lugar transporta instantáneamente a otra época.
Lo descubrí por casualidad durante un día lluvioso, y la combinación de adoquines húmedos, niebla ligera y el suave resplandor de las lámparas creó una atmósfera tan evocadora que pasé casi una hora fotografiando cada detalle, imaginando qué tipo de artefactos mágicos podrían venderse tras esos cristales empañados.
Cecil Court, conocido como "Booksellers' Row" debido a sus numerosas librerías de ediciones antiguas y raras, es considerado por muchos la verdadera inspiración para el Callejón Diagon. Este encantador pasaje victoriano alberga tiendas que parecen salidas directamente del mundo mágico: comercios de mapas antiguos, tiendas de estampas vintage y, apropiadamente, varias librerías especializadas en literatura fantástica.
Una visita a Watkins Books, una de las librerías esotéricas más antiguas de Londres (fundada en 1893), completa perfectamente la experiencia. Con sus estanterías repletas de tomos sobre ocultismo, magia ceremonial y misticismo, no sería sorprendente encontrar entre sus anaqueles una copia desgastada de "Historia de la Magia" junto a grimorios muggles.
Para concluir nuestro recorrido mágico, The Lockhart en Seymour Place ofrece un espacio donde los fans adultos pueden disfrutar de cócteles temáticos como "The Patronus" o "Polyjuice Potion" en un ambiente que referencia sutilmente el universo Potter sin caer en lo obvio o lo infantil.
Lo que hace especial este lugar es precisamente su enfoque contenido. Las referencias están ahí para quien las conoce –desde la cabeza de ciervo en la pared hasta el neón que reza "I solemnly swear that I am up to no good"– pero se integran en un espacio elegante que permite a los fans adultos celebrar su amor por la saga de forma sofisticada.
Seguir los pasos de Harry Potter por Londres no es simplemente un ejercicio de reconocimiento de localizaciones, sino una oportunidad para redescubrir la ciudad a través de una lente que fusiona historia, arquitectura y narrativa fantástica. Lo que hace única esta experiencia es cómo revela aspectos de Londres que de otro modo podrían pasar desapercibidos: callejones medievales supervivientes, interiores victorianos preservados, y esos espacios liminales donde pasado y presente coexisten.
Para aquellos interesados en explorar otros aspectos, recomiendo complementar esta ruta con la excelente guía de actividades gratuitas de Londres de Carlos Mendoza y descubrir los fascinantes mercados londinenses detallados por Elena Torres, donde la magia de lo cotidiano se manifiesta de formas igualmente cautivadoras.
Como me dijo una vez un taxista londinense mientras me dirigía a King's Cross: "La verdadera magia de Potter es que ahora vemos Londres con otros ojos". No podría estar más de acuerdo.
No hay sistema de reserva formal, pero durante temporada alta (especialmente vacaciones escolares) las filas pueden superar la hora de espera. Si llegar temprano no es opción, considera visitar en días laborables por la tarde cuando la afluencia disminuye considerablemente.
Sí, hay varios tours temáticos, desde paseos gratuitos basados en propinas hasta experiencias premium con acceso a localizaciones normalmente cerradas al público. Sin embargo, mi experiencia es que descubrir estos lugares por cuenta propia permite una conexión más personal con los espacios y más flexibilidad para fotografiar y explorar a tu ritmo.
Dedicando tiempo para realmente experimentar cada ubicación (no solo fotografiarla), la ruta completa ocuparía un día entero. Sin embargo, puede dividirse fácilmente en dos medios días: uno para la zona de King's Cross, el Zoo y el Millennium Bridge, y otro para las ubicaciones del centro como Leadenhall Market, Australia House y Cecil Court.
La mayoría de las ubicaciones principales son accesibles. King's Cross Station, el Millennium Bridge y Leadenhall Market disponen de accesos para sillas de ruedas. Sin embargo, algunos de los callejones históricos como Goodwin's Court presentan adoquines irregulares y escalones que pueden resultar complicados. El London Zoo ofrece rutas accesibles bien señalizadas para todas sus instalaciones, incluida la Casa de Reptiles.